Crítica serie «Manhunt: Deadly games»

 

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No es la primera vez que una serie concebida para tener una única temporada, a raíz de su inesperado éxito, decide cambiar de formato y convertirse en una serie antológica que trata casos similares. Como tampoco es la primera vez que coinciden en el tiempo el estreno de una serie y una película que hablen de exactamente lo mismo.

Evidentemente hablo de la última película dirigida por el incombustible Clint Eatswood, Richard Jewell. Ahí en la comparación, la serie pierde. no solo a nivel de interpretaciones, más sólidas en su conjunto las de la película, por la habilidad del director tras la cámara, y la paciencia para construir un relato intimista, sino que pierde a nivel de polemizar. Ambas ponen en la picota el sistema policial americano, que es casi tanto como decir el sistema judicial, pero solo un Clint Eastwood, que no tiene miedo a decir lo que piensa y a mostrar abiertamente su ideología, por mucho que esta vaya contracorriente de la que predomina en Hollywood, se atrevería a decir en su película (rumores sin confirmar) que la periodista Kathy Scruggs, obtuvo la filtración de que el FBI investigaba como único sospechoso a Richard Jewell, acostándose con el agente federal que dirigía la investigación.

True crimen de nuevo. Un caso real de un crimen famoso. A partir de ahí uno ya sabe quien es el culpable, por lo que el efecto sorpresa es inexistente y lo que debe sustentar la serie es una narración apasionante, unas interpretaciones a la altura y sobretodo buscar las razones que expliquen porqué la investigación transcurrió así y no de otra manera, procurando dramatizar los hechos lo más fieles posible a la realidad.

 

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                               Carla Gugino interpreta a Kathy Scruggs

 

De nada de esto carece Manhunt: deadly games, aunque es una serie que yo situaría un peldaño por debajo de la anterior temporada, Manhunt unabomber. Lo más llamativo, el principal activo con el que cuenta, es el actor Cameron Britton en el papel de Richard Jewell. Un actor que saltó a la popularidad no hace mucho, con su trabajo en Mindhunter dando vida al asesino en serie real, Edmund Kemper, no faltándole después papeles interesantes, como el que desarrolla en la serie de superhéroes The umbrella academy.

Por lo tanto tiene cierta experiencia en meterse en la piel de personajes reales. Experiencia que le viene bien. Clint Eadstwood optó en cambio por un actor mucho más desconocido, pero con un parecido físico con Richard Jewell mayor. Tampoco puedo apreciar nada distinto entre ambas interpretaciones. Ambas me parecen igual de convincentes, aunque el trabajo camaleónico de Cameron Britton es mayor. Se nota que ha tenido que engordar para meterse en la piel de Richard Jewell.

Aunque cuentan lo mismo, Serie y película optan por caminos que se bifurcan bastante. Como este e s un blog de series, me ceñiré a partir de aquí a ella. Lo primero de todo es contar que presenta la investigación de la bomba colocada en Atlanta, en plena celebración de los Juegos Olímpicos, como un pulso entre FBI y ATF. dos organizaciones federales que entran en colisión por dirimir a quien compete la búsqueda del culpable.

Mientras el FBI no duda nunca de quien es el culpable, Richard Jewell, el agente de seguridad privada que pensó que podría haber algo sospechoso en la mochila abandonada, salvando docenas de vidas con ello, basándose única y exclusivamente en que Richad encajaba en un perfil elaborado por alguien en una oficina, que lo convertía en sospechoso, sin ninguna prueba física, el ATF decide realizar una investigación a parte, esta si basada en pruebas físicas, que alejan a Richard Jewell de ser sospechoso de poner la bomba.

 

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               Judith Light (Transparent) es Bobi Jewell, la madre de Richard

 

 

El FBI nunca se equivoca, por eso es la mejor policía del mundo,

Dice en determinado momento un agente bien vestido y peinado, inflado de ego. Y ahí la serie coloca en la picota -una vez más- un sistema policial y judicial americano, donde los agentes, ante tantas presiones externas, se ven obligados a buscar un culpable ya, cuanto antes. Normalmente suelen buscarlo de un perfil que encaje en una minoría racial. Pero no siempre. y eso sucedió con Richard Jewell, tachado de paleto sureño, de clase pobre y un blanco que parecía fácil para encajarle el marrón.

La serie también coloca en la picota a medios de comunicación y a opinión pública. Lo fácil que resulta a los primeros subir a los altares a alguien o lo contrario, arrastrar su nombre por el barro. y lo fácil que los segundos, nos tragamos lo que nos cuentan, sin ejercicio de crítica por nuestra parte. Y eso lo estamos viendo muy claro estos días en España con el Coronavirus, donde dependiendo de en qué medio de comunicación te informes, de derechas o de izquierdas, uno parece vivir en dos países distintos. Lo cual deja muy mal la profesión, donde antes que periodistas son ideólogos, y de su ideología no los mueve ni un terremoto, ni una pandemia, ni miles de muertos.

Todos sabréis que el culpable de poner la bomba, era un terrorista de extrema derecha llamado, Eric Rudolph (Jack Houston, el francotirador tuerto de Boardwalk empire) Un personaje con paralelismos con el Ted Kacinsky de la anterior temporada.

Aquí la serie estira bastante la trama con la caza de Rudolph, refugiado en el inmenso parque natural de Nantahala , protegido y auxiliado por muchos vecinos de los pueblos del entorno que veían en él a un héroe por poner bombas contra clínicasque realizaban abortos.

Como serie, está bastante bien. Ayuda a digerirla la interpretación de Cameron britton, pero puede volverse pesada y redundante en sus capítulos centrales. Lo peor que le puede pasar es que tenga que competir y ser comparada con la película de un monstruo del cine como es Clint Eastwood, quien cuenta lo mismo, mejor, y empleando la cuarta parta del tiempo.

 

NOTA: 6

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