Crítica 2ª temporada serie «Condena»

En los tiempos que corren no está mal que haya una serie que trate de mujeres y no las divinice ni que estén sufriendo por los errores de un mundo machista y unos valores heteropatriarcales.

La segunda temporada de Condena, con otros personajes y un muy débil nexo de unión con la brillante miniserie del 2021 con Sean Bean y Stephen Graham. Ambas solo comparten temática carcelaria y un personaje secundario. Una monja voluntaria que trabaja en el sistema penitenciario ayudando en la reinserción de los presos.

Esta vez indagando sobre la maternidad y como la entrada en prisión cambia o influye en una reclusa que es, o va a ser, madre. Con tres personajes diferentes que acaban de ingresar por primera vez en la cárcel. Las tres están ahí por sus errores, sus equivocaciones y sus malas decisiones. No falta la crítica al sistema penitenciario. La clásica acusación de que entrar en el sistema es fácil, salir de él difícil. Luego ya en spoiler se pueden criticar aspectos o no de la narrativa tomada para elaborar esa crítica al sistema penitenciario y las fallas en su función como centro de rehabilitación y segundas oportunidades.

Tenemos al menos personajes ricos en matices. Una madre de mediana edad, a quien los pequeños hurtos para sobrevivir a los pagos del día a día y los gastos de alimentación de sus hijos han conducido a un callejón sin salida donde los servicios sociales se llevan la custodia de sus hijos. Una adolescente embarazada detenida por tráfico de drogas, drogas a las que además está enganchada y una reclusa acusada del asesinato de su bebé. Así, sin tapujos, ninguna de las tres tiene porqué tener nuestras simpatías. O son débiles o han cometido delitos que horrorizarían a cualquiera.

Personajes interesantes a priori, pero algo desigual de interpretaciones. A nivel de gustos me quedó con la más desconocida de todas. Tamara Lawrence. quizá porque desde el momento en que descubres el crimen que la ha llevado a estar entre rejas, no dejas de sentir curiosidad malsana para averiguar qué, cómo por qué cometió el asesinato de su propio bebé. Jodie Whitaker cumplidora sin más, con el personaje que menos permite el lucimiento. y Bella Ramsay, pese a que su personaje es jugoso, no termino de verla a ella en el papel. No sé si al resto le pasará igual o aquí deba acusarme de prejuicios hacia estas actores de la nueva generación, como Zendaya o Millie Boby Brown, convertidas en referentes y musas de la nueva generación Z y en estrellas que utilizan de ejemplo para los nuevos cánones andróginos de belleza que quieren imponer a la sociedad, pero que a mí me parecen bastante limitadas como actrices.

Spoiler. Creo que con el diseño de los personajes, el capítulo final me hacía esperar más crudeza y menos reinserción. Que a la joven Kelsey Morgan no le aguardara más futuro que el presente que ya tiene su compañera de módulo Orla. Con la custodia de su hijo en servicios sociales y recayendo en el consumo de drogas. Que una matricida se tortura más, que los trastornos mentales que le llevaron a ahogar a su bebé le hubieran desquiciado del todo o la hubieran llevado a vivir en un infierno mayor que el hecho de que sus compañeras acepten convivir con ella en prisión sin malos rollos. No sé. Quizá yo sea demasiado cínico y crea menos en las segundas oportunidades o la serie me parece que peca de dulce en su final. Fin spoiler.

Aún así se agradece que la exposición del tema sea duro y descarnado, sin frivolidades y por supuesto sin que ellas sean inocentes de la situación en la que se encuentran, En los tiempos de escasez de buenas series en los que vivimos. Voy a salvar de la quema esta segunda temporada de Condena. Aunque la sitúo bastante por debajo de la primera.

NOTA: 6